Fue la perfección; asombró al mundo y antes de convertirse en un padrillo fenomenal se convirtió en el último potrillo en ganar la Triple Corona inglesa

En la lista de los mejores caballos de la historia hay nombres que no se le escaparían ni al más novato. Entre tanto crack inolvidable la de Nijinsky no fue una historia más; distinguido, casi surreal, sus movimientos sobre una pista de carreras eran tan armoniosos y fantásticos como los del célebre bailarín que inspiró a Charles W. Engelhard Jr., su propietario, a la hora de bautizarlo.

Por Northern Dancer, zaino, con una manchita en su cabeza y tres patas con sus nudos blancos, casi que no le quedó hazaña por conseguir, brillando en cualquier aspecto que se quiera analizar y alcanzando récords que muy pocos pueden darse el lujo de ostentar.

Lo ganó todo Nijinsky, pero esta temporada en particular se cumplen 50 años de que consiguió alzarse con la Triple Corona inglesa, la serie que comprende las 2000 Guineas de Newmarket, el Epsom Derby (G1) y el St. Leger de Doncaster. Medio siglo en el que ningún otro potrillo pudo lograrlo, dato suficientemente duro para catalogar su grandeza.

Nijinsky nació un 21 de febrero de 1967 en el Windfields Farm canadiense, con la “Classic Winner” Flaming Page (Bull Page) como madre y un físico atípico para los Northern Dancer, por tamaño y por conformación. Parte de la segunda generación del pequeño gigante, con sus 16,3 manos era un caballo increíble en su aspecto, repleto de clase y perfecto de aplomos, características que, una vez padrillo, fue capaz de traspasar a sus hijos.

Ofrecido en remate por Windfields Farm, Engelhard Jr., un empresario e industrial de los más potentes de la época, pagó 84.000 dólares por ese potrillo que se distinguía por sobre el resto, que era claramente el alfa en un lote selecto, como casi todos los que por aquél tiempo ofrecía el haras de E.P. Taylor.

Jane, esposa de Engelhard Jr., fue quien decidió bautizarlo como Nijinsky en tributo a Vaslav, el brillante bailarín ruso, antes de enviar a la nueva esperanza a Irlanda para recaer en las manos del célebre preparador Vincent O’Brien, en Ballydoyle.

Invicto en Irlanda al cabo de cuatro salidas, incluyéndose entre ellas el Anglesey Stakes, el Railway Stakes y el Beresford Stakes, siempre en The Curragh, Nijinsky se consagró como Campeón 2 Años británico después de una brillante conquista en el Dewhurst Stakes de Newmarket.

Reprisaría como tres años venciendo en el Gladness Stakes, otra vez en Curragh, para luego encarar las carreras más importantes de la temporada, esas que lo proyectarían al sitial de los más grandes. El primer paso llegó en las Guineas de Newmarket, haciendo galope largo para vencer por 2 1/2 cuerpos a Yellow God (Red God).

Lo esperaba ahora el Epsom Derby, donde chocaría contra un grupo durísimo de rivales que pondría a prueba su calidad y su fama. Como siempre, el enorme Lester Piggott lo dejó algo retrasado y en la recta final, tras doblar Tattenham Corner comenzó a buscar la carrera. Bastó que el jockey utilizara su fusta para el crack saliera como una tromba, dominara y sacara nuevamente 2 1/2 cuerpos en 2m34s68/100, el récord de la carrera.

Con Nijinsky había caballo de sobra, por eso sumar a su palmarés el Irish Derby significó un esfuerzo menor, de la misma forma en que luego apabullaría a los buenos fondistas mayores del momento en el King George VI and Queen Elizabeth Stakes de Ascot.

En el interín Nijinsky sufrió una infección por unos hongos en su piel que retrasarían su entrenamiento, pero no lo suficiente como para impedirle presentarse en Doncaster para buscar el St. Leger y la preciada Triple Corona; hacía 35 años que ningún potrillo conseguía ganarla, desde Bahram (Blandford)…

Gran favorito, el cuerpo de ventaja que le sacó a Meadowville (Charlottesville) en el disco puede llamar a confusión, pues todo resultó tan sencillo como se esperaba para el campeón, al que ahora sí todos respetaban al máximo después de conquistar el trofeo buscado y difícil.

Llegaría entonces el desafío del Prix de l’Arc de Triomphe en Longchamp, con el mundo ya adelantando una nueva consagración del ídolo. Sin embargo, el destino quiso que Sassafras (Sheshoon) brillara como nunca antes para arrebatarle la victoria y el invicto a Nijinsky, en carrera donde no fueron pocos los que objetaron la conducción de Piggott.

A las dos semanas el Champion Stakes de Newmarket era el nuevo objetivo, pero, sorpresivamente, el zaino sufría una nueva derrota, ahora a manos de Lorenzaccio (Klairon), después de mostrarse nervioso como nunca. O’Brien y Piggott concluyeron que Nijinsky había perdido su fuego y fue retirado para la reproducción, ingresando como padrillo en el prestigioso Claiborne Farm de Kentucky, en los Estados Unidos, sindicado en una cifra extraordinaria para la época: 5.440.000 dólares.

Caballo del Año, alcanzando los rátings más altos tanto en Timeform cuanto en Racing Post. Su fama quebró barreras y hasta mereció una película narrada por el célebre Orson Welles: “Un caballo llamado Nijinsky”.

En la cabaña el crack fue tan fantástico como en los hipódromos, produciendo 155 ganadores clásicos, siendo además un excelente abuelo materno y un notable padre de padrillos, con sus crías trascendiendo de ambos lados del Atlántico, aunque con triunfos más notables en Europa.

Lammtarra, Green Dancer, Ferdinand, Caerleon, Caucasus, Niniski, Maplejinsky, Ile de Bourbon, Royal Academy, Seattle Dancer, Shahrastani, Sky Classic, Solford, Whiskey Road, Kings Lake, Dancing Spree, Princesse Lida… La lista de sus hijos famosos es interminable.

Nijinsky murió en abril de 1992 en el mismo Claiborne Farm donde cimentó su fama como un reproductor notable. Su hazaña en la Triple Corona inglesa cumple 50 años en 2020 y resulta imposible no rendirle pleitesía a un crack sin tiempo. Hoy, su lápida fría y ya trabajada por el tiempo, es aún motivo de homenajes y recuerdos en Kentucky. La historia yace debajo; mucha de la historia  más grande del deporte de las carreras de caballos.

Diego H. Mitagstein