Adoptar el modelo que utiliza hoy Uruguay con Maroñas y Las Piedras podría ser una salida perfecta

Que al turf argentino le sobran clásicos para productos en el segundo semestre es algo que la sinceridad obliga a reconocer y que nadie podría negar. De hecho, muchas de esas carreras están bajo estudio del comité que analiza los grados, principalmente las del Hipódromo de La Plata. A las pruebas habrá que remitirse, con el Provincia de Buenos Aires de San Isidro, el Martínez de Palermo y la Polla de Potrillos sureña bajando de G2 a G3 hace muy poco tiempo.

La hípica nacional camina sobre costumbres. Cuesta alma y vida cambiar algo; todos huyen despavoridos cuando se quiere mover una pieza, pensando en que puede ser un error en lugar de dar espacio para una modificación que termine en el bien común. 

Similar era el panorama hace unos años en Uruguay, precisamente, en 2014, cuando se decidió modificar la fecha de la Triple Corona de Las Piedras para que no se “pisara” con la de Maroñas, quitándole calidad. Se firmó lo que había que firmar, se movió de fecha y hoy por hoy el turf vecino puede jactarse de que la decisión fue un éxito, que potenció ambas series.

Bien, con esa experiencia tan a mano, ¿la hípica nacional no podría repensar el proceso selectivo para buscar nuclear más calidad en cada uno de los clásicos que lo integran y que eleve los “ratings” para evitar más movimientos en contra? Claro que sí, es cuestión de querer y de hacer. De asumir que para mejorar hay que saber adaptarse.

Por peso específico, las grandes pruebas de San Isidro y Palermo son un imán, pero a La Plata no le pasa lo mismo; incluso sus mejores figuras abandonan el proceso selectivo para viajar a sus “pares” y chocarse con los mejores en los grandes premios históricos.

Pues bien, lo recomendable para “atacar” es la Triple Corona de La Plata, ya sea en sus turnos más importantes para potrancas como para potrillos. Supongamos un traslado para los meses de febrero, marzo y abril (el segundo semestre de nuestros caballos), ¿qué significaría? Primero y principal, daría un nuevo panorama para los 3 años, extendiendo sus choques generacionales, permitiéndoles ganar mayor experiencia y ofreciéndoles nuevos desafíos. También, daría “revancha” para aquellos productos más atrasados o para los que temas físicos hayan apartado de las carreras fuertes del segundo semestre.

Si las Pollas, el Jockey Club, el Provincia de Buenos Aires y el Selección tienen mejores caballos en sus partidores, sus números subirán considerablemente permitiendo, no sólo que no pierdan más “nivel” internacional, sino con la aspiración de subir, más aún cuando se sabe que son turnos a los que el Sur destina una elevadísima cantidad de dinero en premios. Corriéndose en febrero, marzo y abril, los 3 años podrían luego asumir retos como el República Argentina (G1), el 25 de Mayo (G1) o las Estrellas (G1)…

Alguien podrá plantear: ¿y que pasaría con los demás clásicos selectivos? Pues también habrá que trabajar con ellos, pensar mejor el calendario y hasta sumar algunos en el camino, para generar protagonistas de la Triple Corona. Otro pero sería el Dardo Rocha, que tranquilamente puede quedar en el mismo lugar y atraer a los mejores.

Da para pensar, aunque el gran tema es si el turf nacional está dispuesta a cambiar para mejorar, o prefiere seguir en tierra firme, aunque sea tierra “fracasada”.

ere seguir en tierra firme, aunque sea tierra “fracasada”.

Diego H. Mitagstein