La fantástica yegua de Juddmonte ganó una edición épica del King George & Queen Elizabeth Stakes (G1), en Ascot

Era la previa del King George VI & Queen Elizabeth Stakes (G1-2400 m, césped) 2019. Enable, la favorita, la reina indiscutida, estaba parada en el centro de un círculo que formaban sus rivales caminando en la tensa espera de la partida. Ellos la miraban y ella los miraba, en una escena fantástica, de película, y que lo graficaba todo.

Luego, a la hora de la verdad, la historia terminó cómo aquella imagen lo anticipaba: con la fabulosa hija de Nathaniel ganando como en 2017 la mejor prueba de la temporada en Ascot y en Inglaterra para los caballos mayores, ofreciendo otro concierto de calidad y coraje, de clase diferente.

¿Qué se puede agregar a esta altura sobre Enable que no se haya dicho? Habría que pedirle a la Real Academia Española que piense un par de “nuevos” adjetivos calificativos que le calzaran sin ser egoístas a la yegua de Juddmonte. En una carrera durísima, quizás la más dura que podía plantearse, mostró su capacidad diferente y su garra sin límites para postergar por el pescuezo a Crystal Ocean (Sea the Stars), que vendió cara su derrota.

Fue un mano a mano en el derecho que paralizó los corazones del público, pero no el del inigualable Frankie Dettori, que siempre tuvo la situación controlada. No sólo en esa zona de definiciones, sino a lo largo de un desarrollo para nada fácil y el que Enable quedó más lejos que de costumbre, buscando no dar la ventaja de moverse demasiado abierta.

Cuando volcaron el codo final la sensación general era contundente: cuando la campeona acelerara se acabarían las ilusiones del resto. Y así fue, más allá de que luchó cabeza a cabeza con Crystal Ocean de los 300 metros al disco, con el italiano sin verse en la necesidad prácticamente de usar la fusta durante ese tramo, remando para acompañar el paso mágico de la favorita.

Hubo, como se dijo, pescuezo entre ganadora y escolta, con Waldgeist (Galileo) rescatando un muy meritorio tercer puesto a 1 3/4 cuerpo, delante de Salouen (Canford Cliffs) y Hunting Horn (Camelot), mientras en el grupo de los que volaban bajo quedaban el japonés Cheval Grand (Heart’s Cry) y el Derby Winner Anthony Van Dyck (Galileo), sólo sexto y décimo, respectivamente.

“Le dimos al público la carrera que vino a ver, y eso me pone inmensamente feliz. Ella es brillante. Crystal Ocean es un gran caballo, y lo demostró en una carrera fantástica para todos”, resumió Dettori cuando aún no había bajado de la silla de Enable, emocionado a flor de piel.

Nunca podría faltar en el análisis del doblete de la crack en el King George el mérito para John Gosden, su entrenador, el hombre que la cuida más que a nada en el mundo y que es uno de los grandes “culpables” de que lleve ahora 11 triunfos seguidos.

El mundo del turf y del deporte en general se riende por estos días ante la clase inconmensurable de una yegua lindante con la perfección, una de las mejores de la historia y la indiscutible número uno de la actualidad. Se agiganta el sueño de verla vencer por tercera temporada seguida en el Prix de l’Arc de Triomphe (G1) de octubre próximo en Longchamp. Imposible no pensar en esa foto altamente posible…