El mejor velocista de 2020 saltó a la milla para alcanzar una resonante victoria en el Clásico Horacio Bustillo (G2)

Qué lindo es tener un caballo como Strategos. Para sus propietarios, para cada uno de los profesionales y empleados de caballerizas que lo rodean, que lo disfrutan en el día a día y mucho más cuando le toca competir. Qué difícil es sacar un caballo como Strategos, diferente, con una marcha más que la mayoría, para el que ninguna hazaña parece imposible.

Qué gran caballo es Strategos, el rey de la recta en 2020 y que arrancó su 2021 dejando vacante aquella corona y empezando a pelear sin más trámite por la de la media distancia, pues en menos de dos meses saltó de los 1000 a los 1600 metros quedándose con el Clásico Horacio Bustillo (G2), disputado el último sábado en el Hipódromo de San Isidro, como punto máximo de una jornada que destacó en calidad.

A su clase descomunal, el tordillo del Stud Ojos Claros le aportó una dósis importante de corazón. No le fue nada fácil ganarle a un ejemplar avezado en la división como El Consorte (Grand Reward), pero el trabajo trazado y la “mano caliente” de Francisco Leandro completaron un combo competitivo infalible. 

Lejos en el comienzo, tras una partida algo lenta, el hijo de Zensational y Candy Woman (Candy Ride) fue redondeando una faena soberbia, recuperándose rápido del mal paso inicial para ubicarse cerca del puntero Onur (Indy Point), luchando en la recta final para alcanzar a El Consorte (Grand Reward), que dominó en este tramo, y, una vez que logró superarlo, tuvo hasta la capacidad para ponerse cómodo y estirarle 2 cuerpos en el disco, deteniendo el reloj en brillantes 1m33s32/100. A 1 1/2 largo más, Joy Filoso (Filoso Emperor) completó la trifecta, delante de Teodisio Joy (Fortify) y de Hole In One (Heliostatic), este último quedando bastante más retrasado de lo previsto en el marcador.

Si bien en su campaña anterior Strategos ya se había lucido en esta distancia, ahora las cosas eran distintas. Aquellos problemas respiratorios de sus épocas de potrillo lo habían casi obligado a volver como sprinter, pero la idea de ir otra vez para arriba en la distancia siempre estuvo en la cabeza de Nicolás Martín Ferro, preparador del campeón y que fue pieza fundamental, primero en su recuperación,  y ahora para exhibir una ductilidad formidable.

Ligero, llegador, luchador, dueño de una clase asombrosa, Strategos “cambió de rubro” y sigue brillando tanto como siempre. Como siempre con los buenos caballos, el cielo es el límite. Y ni que hablar con los diferentes. ¡Qué bueno es Strategos! Un pingo.