Veterinaria, a sus 26 años se convirtió en la primer representante del país en ser seleccionada para cursar el Godolphin Flying Start

Por Diego H. Mitagstein

Victoria Canessa todavía no lo puede creer. No cae, no puede bajar la velocidad ni controlar la felicidad y el entusiasmo; sus palabras salen rápido y contagia buena vibra. Va y viene en los recuerdos, en lo vivido, en aquél pasado con “cero caballos” y este presente pleno, magnífico y venturoso.

La veterinaria acaba de hacer historia al convertirse en el primer argentino en ser seleccionado para ser parte del Godolphin Flying Start Thoroughbred Industry Management and Leadership Programme, curso que desde hace ya varios años viene realizando la organización comandada por el Sheikh Mohammed y que se prolonga por un período de dos años con bases en Irlanda, Inglaterra, Australia, los Estados Unidos y Emiratos Arabes Unidos.

Con 26 años recién cumplidos y el don de la simpatía de su lado “Vicky”, como todos la conocen, confiesa que todavía no lo puede creer: “Apliqué en enero y recién hace unos pocos días me llamaron para confirmarme que había sido elegida. No puedo estar más contenta”, cuenta de entrada, mientras vuelve a casa tras un nuevo día dentro del Breeding Course que dicta el Irish National Stud, en Irlanda, donde reside desde hace un puñado de meses, y que transita por estos días.

“Soy de Belgrano R., fui al St. Brendan’s College, nada que hiciera pensar que mi destino podría estar relacionado con una actividad tan vinculada al campo. Pero Christine Moore, la madre de Carlos, me empezó a llevar de visita, me vinculé con los caballos y fue un flechazo con ellos. Hice 3 años de salto y tenía ganas de meterme de lleno en la actividad, pero tuve muchos comentarios negativos que me hicieron buscar otro camino. Me decían que el hecho de ser mujer y de no tener experiencias me iba a complicar mucho el camino”, recuerda, con el primer agradecimiento de por medio de una larga lista.

El “cachetazo” no amilanó las expectativas de Vicky. Por el contrario la empujó a estudiar veterinaria, recibirse en los plazos mínimos y arrojarse a una carrera arrolladora, con enfoque internacional y que fue la base para este presente que hoy la rodea. “Hice algunas temporadas en el haras de los Moore en Maryland y también acompañé a Gustavo Ruzzante en el polo por un tiempo, aprendiendo muchísimo con todos ellos. Otra vez gracias a Christine llegué a Luis Duggan, que me contactó con Alberto Costa y así comencé una pasantía en el Hipódromo de San Isidro”, añade a su currículum.

De allí en adelante, Vicky empezó a vivir experiencias únicas, como trabajar en la clínica Rood and Riddle de Kentucky para luego realizar el Kentucky Equine Management Intership en Juddmonte Farms, cabaña en la que también pasó algunos meses.

La veterinaria había aplicado para el Flying Start en 2018, sin suerte, pero, lejos de entregarse, empezó a tratar de conocer detalles que le permitieran “cruzar el disco adelante” en un nuevo intento. “Fabricio Buffolo -brasileño, crack y graduado en el programa unos años atrás-, Clodagh Kavanagh, Johnny Smyth, todos ellos me dieron tips que tomé para mejorar mis puntos más débiles y volver a intentarlo”.

“En Argentina por ahí aquello de que se me iba a complicar por ser mujer o por no ser del campo era mucho más notorio que cuando pude trabajar en el exterior. Afuera no encontré esas trabas, no las sentí directamente. En los Estados Unidos o en Europa hay muchas mujeres trabajando en la industria hípica, aunque ya se ven menos cuando uno va a las posiciones superiores. Pero la presencia femenina va cambiando”, comenta sobre un tema de enorme actualidad no sólo aquí, sino en todo el planeta.

Dice Vicky que dejó “el alma” en cada desafío que asumió y que sin el apoyo de sus padres nada podría haberse hecho realidad. “Me apoyaron siempre, aún sin saber nada del mundo donde me estaba metiendo”, agrega.

El cronista le pregunta qué pasa por su cabeza en un momento bisagra en su vida, y contesta fresca: “Siento todo junto. Es un momento perfecto de mi vida, ideal. Me encanta poder representar a la Argentina de algún modo, dar una mano para poner a nuestro país en el mapa. Extraño mucho mis cosas, pero hay que dar el paso por lo que uno quiere. Nosotros somos muy trabajadores y me lo destacan en cada lugar que voy; nos sale de adentro. Cuando digo que soy Argentina tengo una recepción impresionante, me da mucho orgullo que generalmente nos tengan tan bien considerados; admiran nuestra capacidad de trabajo. Es lindo”.

El Thoroughbred Industry Management and Leadership Programme arrancará en agosto próximo, y antes Vicky finalizará el Breeding Course en el Irish National Stud y pasará algunas semanas de vacaciones en la Argentina, momento que espera con todas las ganas: será el tiempo de compartir cuerpo a cuerpo con los suyos una de las mayores satisfacciones de su vida.

Para el final, es casi obligación consultarla sobre los objetivos que se planteará cuando termine con el Godolphin Flying Start, o hacia que norte apuntará su carrera; lo tiene bastante claro: “Me interesa mucho todo lo relacionado con el bienestar animal. Hay que trabajar para mejorar en ese sentido, mucho más teniendo en cuenta todos los movimientos que se ven alrededor del mundo al respecto. Hay que apuntalar bastante esa cuestión. Siendo veterinaria es algo que me tiene siempre interesada”.

Victoria Canessa vive un sueño único; está delante de una experiencia por la que todos aquellos que han tenido la posibilidad de pasar no dudan en calificarla como un sueño. Con fe, “dejando el alma”, se abrió paso en un negocio difícil, no se dejo “achicar” por los obstáculos y siempre fue a más. Hoy recolecta los dividendos de ese esfuerzo grande, hace historia y mira el horizonte con una sonrisa. Argentina y su industria hípica tienen otro motivo por el cual estar orgullosos.