Platense, forma parte del equipo del preparador Richard Baltas y trabaja con Venetian Harbor y Lady Prancealot para la Breeders’

Desde bien chico, en La Plata, su pasión fueron los caballos. Hijo de un cuidador, nieto de un jockey, Hugo Ezequiel Castro, Zeke, como lo conocen todos en los Estados Unidos, recuerda que escuchaba el ruido de los cascos rebotando en la calle y quería salir corriendo de su casa.

Quiso ser jockey, pero papá Hugo, le “cortó” la atropellada con el deseo de que se dedicara a los estudios y, de hecho, su trabajo con los SPC sólo empezó a desarrollarse cuando en 2008 dejó la Argentina para buscar un futuro mejor en el norte, donde comenzó a trabajar como peón y caminando caballos para H. Graham Motion. “Aprendí todo acá, porque en Argentina casi no hice nada. Después me fui interesando y empecé a domar y a montar en Delaware Park y a partir de ahí todo fue para mejor”, cuenta del otro lado del teléfono Zeke, mientras recorrer la hora que separa Churchill Downs de Keeneland.

Estudiante de Agronomía  en la Escuela Agropecuaria Alejandro Korn, padre de Emma, de casi 7 años, el viaje tiene un motivo: como uno de los asistentes del entrenador Richard Baltas, para el que también galopa, está colaborando con la puesta a punto de Venetian Harbor (Munnings) y Lady Prancealot (Sir Prancealot), las dos cartas del establo en la Breeders’ Cup de este sábado, pues serán de la partida en el Filly & Mare Sprint (G1) y en el Filly & Mare Turf (G1), respectivamente.

Tiene experiencia Castro aquí. Trabajó para Nick Zito, para Thomas Albertrani, también en el Steve Margolis Racing Stable y en el Herrinfgswell Stables LLC; en Sagamore Farm y como asistente de Tommy Drury, moviéndose entre California, Maryland y Kentucky, donde se estableció hace ya algunos años.

Tiene ilusión Castro con las dos yeguas, aunque sabe que la parada es bien complicada. “Venetian Harbor no es una yegua fácil, tiene su genio, pero como hace algunas semanas ya la trajeron se fue tranquilizando y le encontré la vuelta. A veces cuando te llegan caballos para competir, les cuesta aclimatarse. En California, donde está el otro stud de mi jefe, tienen una forma diferente de galopar, pero nada que con trabajo no se solucione. Lady Prancealot, en cambio, es distinta, tiene más calidad. Sin dudas se medirán con rivales de las más complicadas, pero ellas tienen su talento para aprovechar y capaz nos dan una gran alegría”.

Castro también mirará con especial atención el Classic, donde competirá Global Campaign (Curlin), al que montó durante casi dos años cuando trabajó en Sagamore Farm. “Nos tomó muchísimo trabajo y siempre le tuvimos una fe ciega, por eso me alegra mucho poder verlo correr ahora una carrera tan importante. Ayudé a que se haga. Es muy inteligente y si le das ventaja, te gana. Cuando lo exigías se enojaba, no quería entrar a la cancha, no quería trotar, no quería galopar. Y si le pegabas… ¡Agarrate! En aquél tiempo lo entrenaba Horacio de Paz y yo le decía que le tuviera paciencia. Por eso es una satisfacción que haya finalmente llegado tan lejos”.

Castro galopa, pero también montó una empresa con el sistema EqSalt, una especie de nebulización mucho más sofisticada que ayuda sobremanera a los caballos sangradores a recuperarse. “Hubo un tiempo, cuando arranqué, que tuve que dejar de montar porque estaba tapado de trabajo. Era una novedad y lo requerían, ya sea en los hipódromos como en caballos de salto o show. Lo vi cuando vino una gente de Alemania para un torneo y moví cielo y tierra hasta que conseguí la máquina. No me la querían vender, pero logré comprarla y acomodé todo al estilo argentino, con alambre. Después me profesionalicé y todavía trabajo bastante, sobre todo cuando nos vamos en el invierno a Palm Meadows, en Florida”, explica, sobre su emprendimiento.

Por las pistas de Keeneland anda un argentino suelto vareando a dos de las participantes de la serie de carreras más importante del mundo. Si está por la zona, amigo lector, lo va a identificar rapidito. Es el del tapaboca con la bandera celeste y blanca.. Por supuesto.

Diego H. Mitagstein