top of page

Cuando el destino corre: Giant Rimout, la victoria con sabor a leyenda

  • Foto del escritor: Turf Diario
    Turf Diario
  • hace 20 horas
  • 2 Min. de lectura

El entrenador Carlos D. Etchechoury se dio el gusto de ganar el clásico en honor a su padre, Juan Carlos, con el hijo de Remote


Giant Rimout se hizo fuerte por dentro y arriba aguantó con solvencia / JUAN I. BOZZELLO
Giant Rimout se hizo fuerte por dentro y arriba aguantó con solvencia / JUAN I. BOZZELLO

El Hipódromo de San Isidro se vistió de gala para recibir una nueva versión del Clásico Juan Carlos Etchechoury. En una tarde que se presentía especial, la victoria de Giant Rimout (Remote) no fue una más; fue un vibrante tributo, un gesto de esos que el destino se encarga de tejer, pues el ganador es entrenado por Carlos D. Etchechoury, uno de los hijos que continúan el inmenso legado de Pochi.

La arena normal de San Isidro fue el escenario para este handicap descendente sobre 1300 metros, que repartió una bolsa de US$ 9.045. Y allí, el zaino de Blacktype Bloodstock, con sus 54 kilos a cuestas y la mano firme de Eduardo Ortega Pavón en sus riendas, tejió una carrera inteligente. Vino expectante, siguiendo a los punterosdesde prudencial distancia, para desatar en la recta final un ataque demoledor por la parte interna que lo llevó a dominar al promediar ese tramo, para luego desprenderse.

El segundo lugar fue para Approval Cat (Endorsement, 54), a medio cuerpo, con un cuerpo más hasta el 3 años Rumbo Al Abra (Manipulator, 52), que dio otra muestra de su progreso. El tiempo de la carrera fue de 1m16s11/100.

Este triunfo, forjado en la cuna del Haras Firmamento, no solo suma un lauro al ya destacado palmarés de Giant Rimout, sino que se inscribe con letras de oro en la historia de la familia Etchechoury. Juan Carlos, Pochi, fue una figura colosal del turf argentino, un maestro que marcó a fuego a generaciones de profesionales y aficionados. Sus hijos, Carlos D., Juan Javier y Juan Carlos (h.), no solo heredaron el talento, sino también esa pasión inquebrantable que los mantiene en la elite del entrenamiento nacional, continuando una tradición que es orgullo de nuestro turf.

Para Carlos D. Etchechoury, ver a su pupilo cruzar victorioso la meta en la carrera que honra la memoria de su padre fue, sin duda, uno de esos momentos mágicos que justifican una vida dedicada a los caballos. Es la reafirmación de que el legado de su padre sigue vivo, vibrante en cada galope, en cada estratégica decisión. Lo de Giant Rimout sugiere que este éxito fue solo el preludio de lo que está por venir, añadiendo brillo a un triunfo que fue pura emoción.



Comments


bottom of page