¿Puede un jockey medir casi 2 metros? Jack Andrews dice que sí, y va por todo
- Turf Diario
- 25 jun
- 3 Min. de lectura
Este viernes debuta como profesional en Cartmel el jinete más alto del planeta. Una historia de lucha, humor y amor por los caballos que desafía todos los prejuicios

Por Diego H. Mitagstein
Si a uno le pidieran imaginar la figura de un jockey, probablemente pensaría en alguien menudo, ágil, de baja estatura. Difícilmente lo que venga a la mente sea la de un joven de casi dos metros de altura. Pero ahí está Jack Andrews, con su imponente 1,95 m (6 pies y 5 pulgadas), listo para desafiar nuevamente los cánones de la profesión cuando este viernes haga su debut como jockey profesional en Cartmel, donde montará a Just a Memory, preparado por Tom Ellis.
Andrews no solo es el jockey más alto del mundo: es, además, una historia viviente de perseverancia y pasión por los caballos. Criado en una familia profundamente ligada al turf -sus hermanas Gina y Bridget también brillaron en el mundo del point-to-point británico-, Jack no mostró un entusiasmo inmediato por la profesión. Recién en la adolescencia, mientras montaba a los caballos de sus padres, encontró su verdadera vocación.
No fue un camino sencillo. Entre los 17 y 18 años, pegó un estirón que lo dejó preguntándose si su sueño tenía futuro. Pero, lejos de resignarse, decidió enfrentar el desafío con determinación y sentido del humor. Hoy, con más de 200 victorias en el circuito amateur y una participación histórica en el Cheltenham Festival -donde fue el jinete más alto en competir-, Andrews se lanza de lleno al profesionalismo.
“Siempre quise ser jockey profesional, es lo que soñaba de chico. Y con el crecimiento del stud de Tom Ellis, sentimos que era el momento indicado”, comentó Andrews, que a sus 27 años buscará ahora consolidarse entre los mejores del circuito de saltos.
Más allá de su talento, Jack es conocido por su férrea disciplina. Mantener su peso dentro de los límites necesarios no es tarea fácil para alguien de su estatura. “Siempre estoy entre las 10st 3lb y 10st 4lb (aproximadamente 65 kg), y lo manejo bien desde hace cinco años. Pero sí, es un esfuerzo constante”, admite. Su dieta diaria, meticulosamente diseñada, incluye yogures, frutas, algo de proteína, y -confiesa- “un buen banquete en los días de trampa”.
A pesar de las dificultades, Andrews ha sabido sacarle provecho a su tamaño. “Puedo envolver mejor a los caballos con las piernas y acompañarlos más en el esfuerzo. Es una ventaja que trato de usar a mi favor”, asegura. Y aunque su contextura lo hace sobresalir, tiene un objetivo claro: “El mejor cumplido que me pueden dar es que no parezco tan alto cuando estoy arriba del caballo”.
Su última monta como amateur fue el martes en Newton Abbot. Ahora, como conditional jockey (aprendiz), podrá descargar 3 libras, un factor que espera que le abra puertas en otros establos además del de Ellis. Ya ha cosechado victorias con entrenadores como Dan Skelton y Ben Pauling, y no sería raro verlo más seguido en los grandes hipódromos.
Entre sus montas preferidas figura Proximo, con el que ganó seis carreras. Pero más allá de nombres o estadísticas, lo que define a Jack Andrews es su espíritu pionero, su amor por la actividad y su capacidad para romper moldes con una sonrisa.
“Sé que no voy a poder montar para siempre, así que voy a aprovechar cada oportunidad. Es hora de dar el salto y apostar a fondo”, cierra con entusiasmo.
Este viernes, en Cartmel, no solo debutará un nuevo jockey profesional. También se abrirá un nuevo capítulo en la historia de uno de los personajes más singulares y entrañables del turf británico.
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