Delacroix, un brochazo de genialidad en Sandown
- Turf Diario
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El hijo de Dubawi logró su primera victoria de G1 tras una definición espectacular en el Coral-Eclipse; Ryan Moore y Aidan O’Brien, nuevamente protagonistas

ESHER, Inglaterra (Especial para Turf Diario).- En una escena que parecía sacada de una pintura barroca por lo enmarañada, intensa y caótica, Delacroix terminó por firmar el sábado último en Sandown Park uno de los triunfos más emocionantes de lo que va de la temporada europea. El hijo de la campeona estadounidense Tepin se quedó con el Coral-Eclipse Stakes (G1-2002m, césped) tras una labor majestuosa de Ryan Moore, y le devolvió la fe a todos aquellos que habían apostado por él desde sus primeros pasos.
La edición 2025 del histórico Eclipse, que desde 1886 sirve de punto de encuentro entre las generaciones de tres años y los mayores, reunió apenas a seis participantes, pero los nombres eran de peso. Entre ellos, el reciente héroe del Prince of Wales’s Stakes (G1) en Royal Ascot, Ombudsman (Night of Thunder), que cargaba con el favoritismo, y también el francés Sosie (Sea the Stars), líder de fondo en su país. Sin embargo, ninguno pudo con la explosión final de Delacroix, que dejó atrás el mal recuerdo de su noveno puesto en el Epsom Derby (G1) para brillar como nunca.
El desarrollo fue todo menos convencional. En una carrera táctica y trabada, Ruling Court (Justify) tomó la delantera, seguido por Ombudsman, mientras Delacroix y su compañero de equipo Camille Pissarro (Wootton Bassett) quedaban encerrados en el fondo del pelotón. “Teníamos el Plan A, el B y hasta el C... pero lo que hicimos fue el Plan Z”, bromeó luego Aidan O’Brien, que con esta conquista alcanzó su noveno triunfo en el Coral-Eclipse, un récord absoluto.
La recta final trajo el momento de mayor dramatismo. Moore, montando con sangre fría, debió esperar hasta el último instante para encontrar un hueco por donde liberar a su conducido. “No pude hacer lo que había pensado al principio. Estaba detrás de Camille y no podía moverme. Cuando vi el espacio por fuera, me lancé y él respondió como un caballo de verdad”, contó el jockey, que sumó su quinta victoria en el Eclipse.
Y vaya si respondió. Delacroix remató con una violencia notable, superó a Ombudsman en los metros finales y se impuso por el pescuezo, completando los poco más de dos kilómetros en 2m5s92/100, sobre una pista en condición firme. El francés Sosie quedó tercero, sin poder comprometer a los dos primeros.
El resultado fue celebrado con especial entusiasmo por el entorno del potrillo, que por fin cristalizó en la pista todo el talento que le vieron desde potrillo. “Fue impactante la forma en la que hizo la diferencia desde donde venía. Estaba último, encerrado, y terminó ganando un G1 como si nada. Fue un carrerón”, resumió O’Brien, que no descartó apuntarlo ahora al Juddmonte International Stakes (G1) de agosto en York, aunque no dejó cerrada la puerta a distancias mayores.
Delacroix, que defiende los colores de Coolmore, tiene un pedigree de lujo y ya empieza a mostrar que lo suyo no es solo promesa. Nieto materno de Bernstein, suma ahora 3 triunfos en 6 salidas y casi 700.000 libras en premios. Su figura crece además en el contexto de una camada que viene ofreciendo muchas alternativas, pero todavía sin un patrón dominante. Tras esta victoria, incluso escaló al segundo lugar del ranking europeo de los tres años, superando a su compañero de cuadra Lambourn (Australia), que lo había dejado atrás en Epsom.
Para Ombudsman, que corrió bárbaro y casi gana, quedó el sabor amargo de haber sido superado sobre la hora. Su entrenador, John Gosden, fue categórico: “No hay nada que reprocharle. Hizo todo bien, pero el otro tuvo más resto. Felicitaciones a Delacroix, fue un gran ganador”.
La pintura ya está colgada en la galería de los grandes momentos del año. Y lleva la firma de un potrillo llamado Delacroix.