Frankie Dettori, emoción sin filtros: “Cumplo mi promesa. Siempre quise venir a Sudamérica”
- Turf Diario

- hace 23 horas
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Ídolo mundial, a días de cumplir 55 años y rumbo a su gira final, el italiano habló de su legado, del accidente que le cambió la vida, de El Pulque y de por qué eligió esta parte del mundo para despedirse

Por Diego H. Mitagstein
No todos los días la hípica argentina recibe a una leyenda viva. Pero este martes, durante el sorteo de partidores del Gran Premio Carlos Pellegrini (G1), el tono del salón del cuarto piso de la Tribuna Oficial del Hipódromo de San Isidro lo decía todo: Frankie Dettori estaba allí, a metros del público, con esa mezcla de carisma, humor y magnetismo que lo volvieron un ícono global.
Y fue, sobre todo, un Dettori abierto y emotivo, dispuesto a explicar por qué eligió Sudamérica para iniciar su gira definitiva de despedida: “Durante 20 años me pidieron que viniera. Siempre coincidía con mi cumpleaños y nunca encontraba el momento. Pero antes de retirarme, me prometí cumplir esa deuda. Yo siempre quise venir.”
Dettori confesó que su viaje estaba decidido incluso antes de saber que montaría en el Pellegrini. “Iba a venir igual. Pero ser parte de esta carrera famosa es un honor enorme. Estoy muy emocionado.”
A horas de cumplir 55 años, Frankie habló con sinceridad sobre su vida después de las carreras: “Lo más aterrador para un deportista es pensar qué hacer después.”
Contó que su reciente rol como embajador del Amo Racing le dio paz y la seguridad necesaria para dar un paso al costado sin alejarse del turf.
“Nunca quisiera dejar de montar, pero a veces uno tiene que hacerlo", contó.
Cuando le preguntaron por el momento más alto de su trayectoria, no dudó: “Ganar las siete carreras en Ascot. Todo en un mismo día. Ese fue mi mejor momento.” El peor no ocurrió arriba de un caballo: “El accidente de avión. Debería haber muerto. Mi piloto murió y yo sobreviví. Ese fue el peor momento de mi vida.”
Sobre su presente físico y mental, fue categórico: “Me mantuve en forma porque quiero rendir. No quiero hacer el ridículo. Quiero dar un buen espectáculo.” Agregó que disfruta la experiencia, el país, la gente, pero que por ahora su única concentración está puesta en esta última etapa como jockey.
Consultado por su trabajo matinal con El Pulque (Heliostatic), su monta en el Pellegrini, respondió con ironía: “Llovía tanto que no podía ni agarrar las riendas. Pero el caballo fue muy profesional. Hizo todo bien. Le gusta la distancia, le gustan los ritmos fuertes y remata. En las grandes carreras siempre se corre rápido, y eso debería ayudarlo.”
Dettori habló también del eterno debate sobre los pesos mínimos en la profesión: “La nueva generación es más grande, pesa más. No podemos pedir imposibles, pero sí hacer la vida un poco más fácil. Siempre apoyo esas discusiones.”
Respecto al césped de San Isidro, sonrió: “Es precioso. Me recuerda a York. Es una pista justa, donde todos tienen chances. Muy diferente a Estados Unidos, donde las rectas son cortas y si largás del 14 es casi imposible.”
Ante otra pregunta difícil, eligió cinco nombres, pero terminó destacando tres: Golden Horn (Cape Corss), Dubai Millennium (Machiavellian), y Enable (Nathaniel), su favorita: “No era la mejor, pero era mi favorita. Tenía una mente fantástica.”
Cuando se lo consultó sobre su legado, respondió con humildad: “No sé cuál es mi legado. Solo sé que disfruté mucho de mi carrera y que siempre intenté darle algo al deporte. Ojalá la gente me recuerde por eso.”
El italiano habló de estilos de monta y de la necesidad de adaptarse según la pista, combinando técnica europea y americana. Pero su definición de un buen jockey fue más simple:
“Hay que amar al caballo. Si vos lo amás, él te va a amar a vos. Lo demás se aprende. Y cerró con una frase que resume su esencia competitiva:
“Cuando la chaquetilla, soy un competidor. No vine a Sudamérica para divertirme. Vine para correr y para intentar ganar el sábado.”





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